viernes, diciembre 31, 2010

Un año difícil

Dicen que mientras más cuestan las cosas, más uno las valora. Que detrás de grandes satisfacciones hubo grandes sacrificios. Y me hace mucho sentido ahora, cuando miro este 2010 que se va en pocas horas y que pucha que fue difícil. Porque este año todo fue intenso: amé (y amo) intensamente, tuve peleas, trabajé mucho, me enfermé, me reconcilié (con personas, afectos, pasado).
Pero todo lo vivido, las lágrimas derramadas, las risas, los cariños, todo, me ha dejado una enseñanza: aprendí a vivir. Porque vivir no es pasar por la existencia sin dejar huella. Porque no has vivido si no has amado de verdad, si no has perdido de verdad, si no has extrañado de verdad, si no has estado sola de verdad, si no has reído de verdad, si no has abrazado de verdad. Porque este año, con todo lo bueno y con todo lo difícil, me enseñó a ser más yo, a luchar por quien soy y, principalmente, aprendí a no congelar mis emociones.
Es un camino eterno, dura lo que dura la vida, pero me siento satisfecha de lo que he logrado. Aún me falta mucho, no porque se acaba el año termina esta tarea, pero quiero dejar plasmada mi satisfacción por todo lo avanzado. Estoy muy cansada, pero con energías para seguir caminando y aprendiendo. Siempre aprendiendo.
Agradezco a la existencia por darme siempre oportunidades para crecer.

miércoles, diciembre 29, 2010

Aprendizaje

Viento del sur, oh lluvia de abril,
Quiero saber dónde debo ir.
No quiero estar sin poder crecer
Aprendiendo las lecciones para ser
Sui Generis, Aprendizaje

Caminar, hablar, leer, escribir, sumar, restar, multiplicar, dividir. Cantar, contar, tejer, bordar. Andar (mal) en bici, caer, levantarse, vestirse, peinarse. Tocar piano, guitarra, bailar. Avanzar, amar, besar, mudar. Rezar, reconocer, manejar. Número 9, reconocer, perdonar, perdonarse.

miércoles, diciembre 22, 2010

Me estoy poniendo vieja

A 13 días de los 30 me doy cuenta de que... ya no soy la misma de antes....

  1. Me duelen las piernas cuando camino mucho.
  2. Tengo "líneas de expresión".
  3. Me está creciendo el "quetejedi".
  4. Siento que se me "están soltando las carnes".
  5. Me da sueño más temprano y me despierto ídem (incluso en fin de semana).
  6. Como que se me va la onda.
  7. Siento el reloj biológico.
¿Cómo tener 30 sin añorar ser de 20?

lunes, diciembre 06, 2010

A 30 de los 30

Así es, en menos de un mes cumplo 30 años. Y los 30 años, por lo menos para mí, serán un hito. Porque estos dos últimos años han sido de miles de cambios, de avances, retrocesos, de todo un poco. Y quiero marcar un antes y un después. Siempre me han gustado las fechas. Y este año no será la excepción.
Siempre he pensado que la edad es sólo un número. Que por sí sola, no dice nada, no es más que un dato estadístico. Lo que importan son las experiencias, las vivencias que vamos acumulando en esos años que vamos viviendo.
Me gusta hacer listas, así que, en estos 28 días que quedan para mi cumpleaños, haré varias.
Enjoy.

jueves, diciembre 02, 2010

De tanto escribir me olvidé de escribir

Retomando mi blog.
A ver si cumplo los 30 con este espacio renovado.

miércoles, septiembre 29, 2010

-hablar-

Necesito decirle a alguien que lo quiero...

:
:.
:..
:...
:....
:...
:..
:.
:

Te quiero.

lunes, septiembre 27, 2010

Ordenando el closet

De repente me acuerdo de esos domingos de invierno. Sentada en el comedor, con el notebook al frente y una taza de té al lado. A veces llovía, pero tenía la estufa al lado y no sentía frío. Recuerdo la rutina de levantarme y encender el computador, tomar desayuno mirando la pantalla, leer el diario de repente, escuchar música y a veces chatear. Prácticamente no estaba en el dormitorio. Porque sentía que no era mi espacio.
Sentía que era feliz así. Que no necesitaba más compañía. Que ése era mi tiempo, mi lugar. Que habría otros momentos para estar acompañada y hacer otras cosas. No sentía soledad. O no quería sentirla.
Pensaba mucho, eso sí. Tenía mucho tiempo para pensar. Y para convencerme de que todo estaba bien. No me preocupaba por mi personalidad, sabía bien quién era y para qué vivía. Contaba con amigos que me querían, con mi familia que me aceptaba y con quien yo decidí pasar el resto de mi vida. No había cumplido 30 años y tenía un buen trabajo, un proyecto de familia, un hogar. Estaba plena.
Pero seguía pensando. Y descubriendo cosas que no quería descubrir, que incomodaban. Y no pude seguir dejándolas debajo de la alfombra. Salieron. Y me obligaron a moverme. A remover todo.
Dicen que para poder ordenar hay que desordenar. Pero pucha que cuesta seleccionar, doblar, guardar. Y soy de esas personas que se quedan mirando el desorden sin saber por dónde empezar. Pero que saben que tienen que ordenar, y con eso creen que tienen casi toda la pega hecha. Así soy yo.
Me cuesta moverme, soy lenta y más aún cuando tengo que hacer cosas que no me acomodan tanto. Romper la inercia y avanzar, me cuesta. Pero una vez que das el primer paso, todo es más fácil.

jueves, julio 15, 2010

Nunca se le dice a nadie

“- ¿Saber lo que habría sucedido, niña? -dijo Aslan-. No, nunca se le dice a nadie”
("Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian", cap. X)

"¿Qué habría pasado si...?" es una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez. La vida está llena de opciones, obligadas o no, y esas múltiples elecciones hacen que nos preguntemos si hemos tomado los caminos correctos. Pero nunca podremos saberlo.
Aslan se lo dice a Lucía dos veces en Narnia: la primera, cuando ella le pregunta qué habría pasado si sus hermanos hubiesen escogido un camino en vez de otro (a lo que Él le responde la cita que encabeza este post), y la segunda vez lo hace luego de escuchar una conversación que cambió lo que creía de una amiga. Es difícil no preguntarse eso.

Personalmente, no quiero saber lo que habría sucedido. Porque no se gana nada. Lo que tenemos es el Ahora. Pensar en lo que no pasó o en lo que aún no pasa no vale la pena. Pero cuesta, sobre todo cuando las cosas no van como las planeamos. Pero nada hace suponer que de otra forma sería mejor: tenemos lo que tenemos y con eso hay que vivir. Y la Vida es sabia: siempre da segundas (o terceras o cuartas o las que necesitamos) oportunidades a quienes creen que las merecen. Sólo hay que buscarlas.

miércoles, junio 16, 2010

Chilen@ de corazón

Ahora voy a escribir desde la guata.
Hoy la selección chilena de fútbol logró su primer triunfo en un partido de un Mundial desde 1962. Un partido que empezó a las 7 y media de la mañana prácticamente "paralizó" el país por dos horas, porque este equipo clasificó segundo en las eliminatorias y porque hace 12 años que "la Roja" no brillaba en un Mundial. El fútbol mueve a todos y es una de las pocas cosas que nos une como país (con la Teletón).
Personalmente, no soy muy seguidora del fútbol. Pero sí puedo decir que sé mucho más del tema que una persona de mis características (mujer, 29 años, sin hermanos ni papá pelotero). Durante mucho tiempo el fútbol estuvo en mi vida y me interesaba. No tengo equipo favorito (siempre digo que me gusta "el que vaya ganando"), prefiero hacer otras cosas antes de ver un partido (aunque sea eliminatorias o final de campeonato nacional o internacional) y mi vida no es mejor o peor si gana o pierde tal equipo. Pero con un Mundial es diferente. Sobre todo con Chile participando en él.
Mis primeros recuerdos de un Mundial son de México 86: me acuerdo de Maradona (no de "la mano de Dios" ni "el gol más bonito del mundo") y que Argentina le ganó a Alemania la final. De Italia 90 tengo vivo el partido de revancha y el triunfo germano, y de Estados Unidos 94 tengo grabado el himno de la selección alemana en el partido que perdieron con Croacia en cuartos de final. Para el Mundial de Francia 98 estaba en cuarto medio y escribí mi primera nota periodística (para el electivo de, claro, Periodismo) sobre lo que le esperaba a la Selección en el campeonato y también en el anuario de ese año sobre cómo se vivió el partido Chile-Camerún en las salas de clase. El Mundial del 2002 lo leí en diarios y portales (por los horarios) y el del 2006 me pilló trabajando en Publimetro, yendo a ver cómo celebraban los extranjeros en Chile y sufriendo la eliminación de Alemania frente a Italia. Y el del 2010, bueno, ya está en curso.
Sé de fútbol: sé reconocer un off-side, lo que hace un "10", cuando un equipo es defensivo y ofensivo. Me doy cuenta por qué Alexis Sánchez es "desconcertante" o por qué Messi rinde distinto en el Barça que en la Selección. Y eso que casi ni veo partidos: lo sé porque me informo y aprendo.
Pero en mi querido gremio de periodistas, parece que "saber" de fútbol es competir por quién tiene más números en la cabeza. O por quién ha ido a más estadios, cubierto más partidos, madrugado o trasnochado por un encuentro. Me acuerdo de una mini polémica que viví hace un tiempo: al celebrar el campeonato de Toulon del año pasado, un colega (deportivo) comentó que ese campeonato valía hongo. Yo respondí que podía ser, pero que era un logro de todos modos. Esto coincidió con la primera (y única) vez que he ido al estadio a un partido oficial de la Selección, y el colega no encontró argumento mejor que "eso lo dice una persona que sólo ha ido una vez al estadio". Como si eso fuera invalidante.
Me gustan los Mundiales. Me entretengo viendo los partidos (aunque sea Eslovaquia vs. Nueva Zelandia) y hoy, fui una hincha más. Por casualidad tengo la camiseta oficial y la usé arriba del pijama durante todo el partido. Y desde ayer tenía en mente vestir de rojo y azul, fuera cual fuera el resultado. Y con la camiseta encima, obvio. Pero, claro, no fui al estadio (difícil) ni tuve que cubrir el partido. Fui "oportunista" al vestir la camiseta oficial de mi país, que había logrado un triunfo histórico. Imagino que si hubiese sido un hombre, habría sido distinto: el hombre sí "vive" el fútbol. Una mujer viste la camiseta porque "hay que hacerlo". Miopía sexista.
Estoy orgullosa de los logros de mi país, especialmente en lo deportivo, porque nos cuesta hacernos notar. Y ahora, con esta Selección, hemos visto un grupo peleador, que ataca, que va a ganar todos los partidos. Y eso me gusta de mi país. Por eso disfruto los triunfos. Y los comparto. Cuando se da la "oportunidad".
Gracias por leer.

martes, mayo 18, 2010

Potpourri

Han pasado muchas semanas desde mi último post y muchas cosas también. La actualidad me tiene ocupadísima, y también ha hecho que saque algunas conclusiones o interrogantes que quiero dejar por escrito:
  • Todos sabían que las mediguas en las regiones del Maule y Biobío se iban a anegar con la lluvia y nadie hizo nada para evitarlo.
  • Todo el rollo del sacerdote Karadima es que el cura es homosexual y no respetó el celibato. Si los acusadores eran menores de edad, ahí hay delito y debe ser sancionado. Si no, es un juicio moral. Como cualquier cura heterosexual que no respete el celibato.
  • El celibato debe ser opcional, así como los son los votos de pobreza.
  • Luis Miguel quiere ser como Michael Jackson o Elvis Presley.
  • No puedes ser ministro de Estado, jefe de Gabinete más encima, y responderle una pachotada a un diputado porque "te calentaste".
  • No puedes ser diputado de la República y lanzar ironías en plena sesión a un ministro de Estado.
  • No puedes ser diputado de la República y decirle "cola" a otro diputado de la República en la sala de sesión.
  • La vocera de Gobierno, Ena von Baer, tiene los días contados en el Gabinete. Lo firmo.
  • La ex Presidenta Michelle Bachelet reaccionó bien según el video de la Onemi cuando fue el terremoto del 27/02, pero nadie, nadie, ha reparado en lo que pasó después en Concepción: los saqueos y la tardanza en dictar Estado de Excepción. En mi opinión, podrían acusar a la ex mandataria por no cumplir con su deber constitucional de proteger a la población. Se ha demonizado al Shoa y a la Onemi, con justa razón, pero nada se ha hablado de lo que pasó después.
  • El rollo Tohá-Rossi fue lo más Pimpinela de nuestra política. Que ella baja su candidatura, luego él. Que ella la retoma, luego él. Give me a break!
  • La Concertación no es oposición. La UDI está tan acostumbrada a serlo que sigue en las mismas.

viernes, abril 09, 2010

I'm only sleeping

Yo suelo soñar mucho. O mejor dicho, me acuerdo frecuentemente de lo que sueño. Soy muy buena para dormir, no me cuesta nada conciliar el sueño y casi nunca me despierto en las noches. Toco madera.
Desde hace un par de meses he estado particularmente buena para soñar, concidiendo con el terremoto. Soñé que una amiga se arrepentía minutos antes de casarse y que era yo la que tenía que dar las explicaciones. Soñé que terremoteaba de nuevo y que renunciaba a mi trabajo porque no quería tener que trabajar (nuevamente) en mi día libre. Cosas así.
Toda esta semana ha sido igual: me despierto en la mañana (tipo 7-8) y sigo durmiendo. Y siempre, siempre, he tenido pesadillas en esa "segunda tanda". Pesadillas tales como estar sola y que se aparezca un ovni o una gran pelea con alguna de mis personas más queridas. Pesadillas que casi me hacen despertar llorando. Pero siempre es en esa segunda tanda. Tanto así que hoy decidí hacer la prueba y no dormir después de la primera despertada. Y me siento mucho más tranquila.
¿Será que mi subconsciente me está diciendo que estoy demasiado dormilona?

Bonus Track: Éste es el sueño más freak que he tenido en mucho tiempo:
Estaba con mi mamá en una cacería. Había dos toros y dos lobos. Mi mamá tenía que cazar a los lobos y yo a los toros, escopeta en mano. Si bien estaba confiada de no tener que ser la que matara a los lobos, no pude cazar mis dos toros, sino sólo uno. Mi mamá, cual amazona, cazó sus dos lobos y me ayudó con mi toro. Raro, ah?

Y para terminar, una gran canción de Los Beatles (esta semana se cumplieron 40 años de la oficialización de su disolución) y que da el título de este post: I'm only sleeping.

miércoles, marzo 31, 2010

Flor de loto


Original aquí

Idea sacada de acá

miércoles, marzo 17, 2010

A ti, anónim@

A ti, que hablas sin conocerme.
A ti, que causaste más de un problema en mi vida sin siquiera estar en ella.
A ti, que vives criticando lo que hace o no hace el resto sin mirarte por dentro primero.
A ti, que tienes un ego del porte de una catedral sólo para proteger un interior turbio y pobre.
A ti, que no dices las cosas a la cara y te escondes detrás de una foto.
A ti, que pucha que le debes tener ganas.
A ti, que creo que tu conciencia no te alcanza a decir lo mal que has actuado.
A ti, que no debes conocer el arrepentimiento.

Te dedico estas palabras de desahogo.
Porque estoy harta de saber que sigues haciendo lo mismo.
No mereces que te encare.
No mereces que te diga nada a la cara.
Porque sé que no serás capaz de mantener la mirada.
Porque la maldad nunca, nunca, le gana a la verdad.

domingo, marzo 07, 2010

Políticamente incorrecta

Terremoto = Sacudida del terreno, ocasionada por fuerzas que actúan en lo interior del globo (www.rae.es).

El sábado 27 de febrero, a las 3:34 de la madrugada, un sismo grado 8,8 Richter sacudió (siguiendo el concepto de la RAE) la zona central de mi país, Chile. Millones de personas sentimos, con diferente intensidad, cómo se movían los cimientos de nuestras casas, algunas vieron caer sus viviendas, otros observaron carreteras partidas en dos. Muchos deben haberse encomendado a Dios en esos momentos, otros quizás no tuvieron tiempo de hacerlo, y debe haber varios que ni siquieran se acordaron. Algunos recordaron a sus seres queridos que estaban lejos, otros los olvidaron aún más. Y minutos después, una ola arrasó con todo lo que encontró en la costa del Maule y el Biobío, dejando nada más que destrucción, desolación y abandono.
Yo lo pasé de pie bajo el umbral de una puerta, en un departamento en un tercer piso. Escuchaba gritos de personas que no podían controlar su temor, y sentía cómo se movía el muro al que me aferraba. Dentro de la casa, caían unas cosas y lo que empezó como un temblor, para mí ya era un terremoto; por la intensidad y también porque no terminaba nunca. Se cortó la luz e hice lo que no hacía hace meses: rezar. No sé por qué empecé a recitar "avemarías" como un robot. Quizás para esperar que pasara el movimiento y tranquilizarme.
Terminó. A oscuras. Saqué mi teléfono y llamé a mi mamá. Nada. Cero conexión. Saqué el Mp4 de mi bolso y sintonicé la 93.3 FM y la noticia estaba clarísima: terremoto. Me preocupaba mi mamá: vive en un piso 9 y sabía que ella estaba aún más preocupada por mí. Nada. Al mismo tiempo pensé en los que temen a los terremotos y quizás estaban pasándolo mal. Nada.
Me fui a dormir (estaba agotada: salí a las 2 AM del trabajo por "culpa" de Arjona) y a las 5 sonó mi celular: "Papá". Quería saber si estaba bien. Al minuto, de nuevo: "Mamá". Iba a verme, y al saber que estaba bien, se tranquilizó. Ella no lo pasó muy bien: se cayeron muchas cosas y la desalojaron del departamento por esa noche.
Los días siguientes fueron terribles: mucha destrucción, mucho dolor, en la tele, los diarios. Gente saqueando supermercados, incendiando locales, ayuda que no llegaba, autoridades que no daban la cara. Afortunadamente, esta situación de caos se fue tranquilizando (en la medida de lo posible) y fue así como llegamos al viernes 5 de marzo: el día de la campaña "Chile ayuda a Chile".
Y ahora empieza la parte que da título a este post. Dos regiones de nuestro país están en el suelo. Se necesitan miles de millones de dólares para reconstruir lo que se cayó en dos minutos. Se necesita el trabajo de millones de chilenos para levantar el país. Y estoy hablando sólo de lo estructural, lo físico. Porque, como dijo el sacerdote jesuita Felipe Berríos, este terremoto dejó enormes grietas sociales. Nos demostró que en nuestro país existe un grupo de personas que no se siente parte de la sociedad y aprovechó el desastre para manifestar su descontento saqueando. Sacó a la luz lo dependientes que somos de las comunicaciones, de estar "conectados", y la angustia que sentimos al no estarlo.
Y la campaña del fin de semana dejó en claro que podemos sanarnos: logramos unirnos como país y duplicar la meta: $30 mil millones. Lo que más valoro de esta campaña es, repito, la unidad: todos los canales de TV transmitieron en conjunto, 4 fundaciones unieron sus fuerzas (Hogar de Cristo, Un Techo para Chile, Fundación para la Superación de la Pobreza, Caritas y Teletón), dos bancos que compiten entre sí, empresarios, políticos. La presidenta Michelle Bachelet (que deja el mando este jueves 11) al lado del presidente electo Sebastián Piñera cantando el himno nacional es una imagen cliché, sí, pero valiosa desde todos los puntos de vista.
¿Estoy siendo muy políticamente correcta? Hasta ahora, sí. Cuando nos enfrentamos a una tragedia nacional somos muy solidarios, pero ¿qué pasa cuando los terremotos son personales, cuando las "sacudidas de terreno" surgen por fuerzas que actúan al interior de uno mismo? ¿Estamos tan atentos y dispuestos a ayudar al que está al lado, igual de terremoteado que nuestro querido país? ¿Nos damos cuenta? Me atrevería a decir que no.
Y lamentablemente, los terremotos internos son casi tan devastadores como los geológicos. El problema es que los daños no se ven. No siempre. ¿Somos solidarios con la persona que nos atiende en el banco, con quien limpia nuestros escritorios? ¿Entramos con una sonrisa a un ascensor, miramos al cantante que pasa pidiendo propina en la micro aunque no queramos darle nada, respondemos cuando nos dicen "gracias" o "buenos días"? Ésta es la falta de solidaridad que genera las grietas sociales que mencionó Berríos. Puede que la familia Luksic (por poner un ejemplo) haya donado mil millones de pesos para reconstruir Chile, pero ¿sabemos si le paga sueldos justos a sus trabajadores? ¿Si el gerente, el subgerente, sabe cuántos hijos tiene su secretaria o si su asistente tiene problemas personales? No estoy hablando de "anónimos", estoy hablando de preocuparnos por los que nos rodean, aunque no los conozcamos. Eso no se cura con dinero.
Sí, somos un ejemplo de solidaridad. Y estoy orgullosísima de ello. Pero todo queda en nada si no somos capaces de reconstruirnos como sociedad. De ser solidarios con el que tenemos al lado, de reconciliarnos con quien tenemos diferencias, de aceptar nuestras falencias y arreglarlas, como arreglamos nuestras casas. De ser mejores. De eso se trata esto.

viernes, marzo 05, 2010

Semana de locos

A las 3:34 de la madrugada de mañana, sábado 6 de marzo, se cumple una semana del terremoto que sufrió la zona central de Chile, dejando casi 300 muertos (confirmados), miles de desaparecidos y daños avaluados en 3 mil dólares.
Han sido días duros para mi país, para las autoridades, para los damnificados, para periodistas y para todos.
El post que antecede a éste trataba sobre la importancia que tiene para mí como profesional la rigurosidad y la vergüenza que siento cuando esto ocurre. Pero me estaba debiendo un post en el que me sintiera orgullosa por el trabajo que hago.
Los dejo con la portada de Publimetro del martes 02 de marzo, quizás el día más difícil post-terremoto, que fue cuando en Concepción (centro de la catástrofe) se llenó de saqueos y de violencia, y los militares tuvieron que salir a la calle. Esta portada fue muy bien aceptada, por lo esperanzadora y no sensacionalista. Ojalá piensen igual. Se hace lo que se puede.
Y, bueno, el tema también en El Ojo del Medio.

martes, febrero 16, 2010

Rigurosidad

Quizás no debería escribir este post, a lo mejor me aconsejarían dejar que las cosas pasen y que los errores sean tapados con tierra. Pero no puedo.
En todas las profesiones u oficios, ser riguroso debe ser una máxima. No hay excepción. Un médico, una secretaria, un reparador de zapatos, una chef, todos deben cumplir mínimo con las expectativas que se tienen de ellos. Y a eso se deben sumar las cualidades propias de cada persona. En el caso de los periodistas, la rigurosidad se manifiesta en informar con la mayor exactitud posible: que los datos presentados sean reales, la información debe ser relevante o interesante, y evitar en lo posible errores ortográficos o de redacción, entre otras acciones. Personalmente, soy extremadamente crítica cuando veo que esto no se cumple en los medios de comunicación que sigo (siempre peleo cuando miro las noticias o leo el diario) y todos mis esfuerzos como profesional que trabaja en un diario están enfocados en evitar este tipo de faltas. Pero hay cosas que se escapan de mis manos.
Hoy, casi me caí de espaldas cuando vi este error ortográfico en la portada del diario donde trabajo:
¿Por qué me escandalicé tanto? Porque es un error garrafal, porque refleja ignorancia, no tanto del uso de "z" o "s", sino de qué significa ese acrónimo, porque una equivocación así desinforma, porque aunque sea un diario gratuito no podemos caer en este tipo de errores, porque queda de manifiesto una falta de rigurosidad.
Claro, el diario pasa, al día siguiente nadie se acuerda, esa página quizás esté envolviendo unos huevos o sea usada para limpiar vidrios. Pero no son excusas. De verdad, me siento muy avergonzada y espero que este tipo de errores no vuelvan a repetirse.

El tema en El Ojo del Medio.

miércoles, febrero 10, 2010

El que no llora...

...no mama.

Nunca he sido buena para reclamar. No sé si por timidez, por lata o simplemente porque lo encontraba innecesario. Si en un restaurante me traían lo que no quería, me quedaba callada; si me daban vuelto de menos no lo notaba y así. Sólo con 2 cosas era intransigente: el respeto por los puestos en las filas o números de atención y cuando los precios en las tiendas son distintos a los publicados. Pero si compraba una plancha y al mes se echaba a perder, filo, me compraba otra. Comodidad ante todo.
Eso ha cambiado en este tiempo, especialmente la última semana, en la que he hecho varios reclamos por situaciones diferentes. Y creo que es la actitud: uno es consumidor, cliente, paciente y merece respeto por eso. Y esto se transfiere también al ámbito profesional: los periodistas muchas veces somos ninguneados o pasados a llevar en nuestro deber, las fuentes no nos pescan y hay un derecho a la información que resguardar. Pero eso da para otro post.
Bueno, en menos de 7 días ya he reclamado 3 veces. Creo que mi foto ya anda circulando por las tiendas comerciales, bancos, consultas médicas, isapres, etc., como "clienta conflictiva". El primer reclamo fue por una inoperancia brutal de mi banco: hice el cambio de sucursal de retiro de talonarios de cheques (sí, uso cheques) vía telefónica y cuando iba a buscar uno, me informan que el traslado no se había realizado. Obviamente, se me habían acabado todos los cheques y ese día era el único en el que podía ir a hacer ese trámite porque al siguiente viajaba a Arica. Hablé con 3 ejecutivos/as telefónicos/as (porque chuta que tienen filtros las ejecutivas de cuenta!) y amenacé con cambiarme de banco y con dejar un reclamo formal. Oh, coincidencia, se desocupó mi ejecutiva. Muy amable, hizo todas las gestiones (incluso yendo más allá de sus posibilidades) y logré tener mi talonario. Sin embargo, el reclamo por escrito (desde mi correo laboral, obviamente -trabajo en un diario-) lo envié igual.
La otra situación se dio hoy, en una consulta dental de una Isapre que tampoco mencionaré. Mi cita era a las 11 de la mañana y llegué cinco minutos antes. En ese intervalo, tuve un par de incendios de trabajo que apagar (vía telefónica), y de 11 a 11.20 no pasaba nada. A esa hora, me llamaron a consulta y justo llama uno de los mandamases de mi empresa para preguntarme un par de cosas importantes de pega. Me demoré 2 minutos en cortar y... ¡llamaron a la persona que venía detrás de mí! "Espere un rato, es que como estaba hablando por teléfono...", me dijo la auxiliar. Lo encontré una falta de respeto: yo espero 20 minutos por la atención, ¿y el dentista no puede esperar 2 minutos a que corte una llamada urgente? ¿No es como mucho? Claro, si me hubiese atendido cuando tenía que hacerlo, a la hora correspondiente, nada de esto hubiera pasado. Me retiré indignada y dejé un reclamo en el libro de sugerencias. Espero que lo lean.
Algo bueno de esto es que alcancé a ver al dentista y, cruzando nombre y cara, era el mismo que me sacó las últimas muelas del juicio (hace casi 10 años) y no quedé muy conforme. De la que me salvé.
Y la otra, hace unos minutos. Acá sí mencionaré marcas. En diciembre (cerca de Navidad), una ejecutiva de CMR Falabella me ofreció cambiar mi tarjeta por una CMR-Visa y, con la primera compra, me regalarían 5 mil puntos. Había gastado esa cantidad tiempo atrás, entonces era una buena forma de recuperarla. Hice el trámite y ya, me dieron mi tarjeta. Antes de Año Nuevo hice la compra correspondiente y... aún no aparecen los puntos. Llamé a CMR para preguntar y me encuentro con la novedad de que los "5 mil puntos" ¡se acumulan en 3 compras distintas con la tarjeta (1.500 + 1.500 + 2.000)! Le digo al ejecutivo que me atendió: "Eso no fue lo que me informaron al cambiar la tarjeta, ¿qué puedo hacer?" y me responde: "Vaya y reclámele a la ejecutiva que le abrió la tarjeta" (¿¿¿?????¡¡¡¡¡). Le dije que me parecía un chiste su respuesta, que cómo iba a ubicar a una persona de la que ni siquiera tenía el nombre, que dónde podía reclamar y me dice: "Acérquese a una oficina CMR". ¿No es insólito? Así que, señores Falabella, si tienen algún buscador de su marca en Internet, acá tienen a una clienta muy molesta.
Creo que las empresas que atienden público tienen que tener presente que los clientes somos personas. Y que el boca a boca es el marketing más importante, sobre todo ahora, con la Web 2.0 y las redes sociales. Es lo que le decía a mi ejecutiva de cuentas, cuando me propuso "mandar a alguien" a buscar mi talonario: El error fue de ellos, ¿por qué tenía yo que molestarme en arreglarlo? ¿Por qué tengo que seguir esperando por una atención odontológica si justo me llaman por celular, 20 minutos después de la hora acordada?
Los consumidores tenemos derechos, y si hay justificación, no tengo ningún problema en reclamarlos. Ahora no.

domingo, febrero 07, 2010

De carnaval y turismo y descanso

Arica, tercer día, tercer reporte.
Escribo desde la 303 del Gavina Express, con el aire acondicionado a 23°C y esperando que alguno de mis compañeros de viaje aparezca para ir a cenar. Como buen domingo, nos dieron el día libre, el cual fue aprovechado por mí de la siguiente forma:
  1. Dormí hasta que me desperté sola (más allá de las 11 AM).
  2. Como el desayuno del hotel es hasta las 10 AM, con mi roomate Nicole salimos y yo tomé un café con leche, ella un jugo de mango con leche, y las dos unas tostadas con palta, en onda "brunch".
  3. Volver al hotel a trabajar: escribir la nota y enviar las fotos (pueden verlo en el sitio de Publimetro y mañana lunes en el diario papel).
  4. Playa: pasamos dos horas guata al sol en Chinchorro, hasta que tipo 6 PM se empezó a llenar y nos volvimos al hotel. Qué rico es bañarse en el mar de Arica.
  5. Cambio de habitación (en la que estábamos el aire acondicionado chorreaba), ducha y seleccionar fotos para la web.
Mañana volvemos a Santiago. Espero volver, dicen que tengo que tomar jugo de guayaba. Veré si encuentro para el desayuno.

Fotos en mi Flickr.

De carnaval y turismo

Nunca se me habría ocurrido venir a Arica de vacaciones. Ahora, lo recomiendo. El día de ayer (sábado), más que carnavalesco, fue turístico. En la mañana, fuimos a la playa Chinchorro (la más popular), donde el municipio todos los fines de semana se instala con módulos deportivos: había fútbol, rugby, artes marciales, cheerleaders, triatletas. Y de fondo, un mar plácido y de una temperatura ideal. Obviamente, se organizó la pichanga Prensa vs. Municipio y, mientras los colegas mojaban literalmente la camiseta por el gremio, yo me puse a tomar sol y a recorrer la bahía, y agarré confianza y me bañé en el mar. Increíble.
Cosas freak de este paseo:
1. Un grupo de chiquillos pelusones me pidieron que les tomara una foto (ando con la cámara del diario y con credencial). Empezaron a tirar piropos, así que les dije: "Se portan bien o pongo esta foto en la sección policial del diario". Se acabaron los peluseos.
2. Estaba caminando por la orilla de la playa, para tomar fotos turísticas, y un caballero me pide tomar una foto. Le pregunto si quería que yo le tomara una foto y me dice: "No, yo a usted". Así que si me ven en un portal de citas ariqueño o andino, ya saben.
3. Como aproveché que los colegas estaban pichangueando para andar de bikini por la playa, me relajé y me metí al agua. Tal es mi sorpresa, que al ir caminando hacia mi toalla, aparece el fotógrafo de la muni, cual paparazzi, y me toma una foto... en bikini. Repito la oración que cierra el párrafo anterior.

Luego, almuerzo y tour. Fuimos al Morro de Arica, el lugar donde uno se siente aún más chileno. Este paseo lo hice con Nicole Forttes (de Vivir Chile, El Mostrador, mi roomate), Manuel Vilches (colega-competencia) y Benjamín Ahumada (Radio Bío-Bío), y Jacinto, el conductor de la van. Qué manera de pelusear. Estábamos tomándonos una foto grupal y... ¡apareció el paparazzi nuevamente! Tomó la foto y se subió a su auto.
La segunda parada fue el Mercado Agropecuario, donde compré chumbeque para un regimiento (soy cuasi adicta y en Santiago nunca he encontradao). Probé el maracuyá y un jugo de tumbo que no me gustó mucho.
Y terminamos camino a Azapa, en unos geoglifos, donde se aprecia la inmensidad del desierto.

El carnaval seguía, así que partimos a la calle a reportear. Y en la noche, una invitación al Casino, donde nos relajamos en un cóctel.

Ahora, luego de despachar mi nota y las fotos... día (tarde) de playa. Los dejo con algunas fotos.

Los chicos pelusones

Con la Nicole en Chinchorro

El Morro con el grupete (de izq a der: yo, Manuel, Benjamín y Nicole. Jacinto tomó la foto)

Desierto

sábado, febrero 06, 2010

De carnaval

Una de las cosas "envidiables" de mi trabajo es que algunas veces aparecen invitaciones a viajes para cubrir ciertos eventos turísticos. Pues bien, hoy me encuentro escribiendo en mi pieza del hotel Gavina Express de Arica, en plena cobertura del Carnaval de la ciudad, que empezó ayer viernes 5 y termina el lunes 8 de madrugada (por lo que nos han informado).
Anoche fue la inauguración del evento y debo decir que superó mis expectativas. Es una mezcla entre La Tirana y el Carnaval de Rio (guardando las proporciones), miles de personas, organizadas en comparsas, pasan bailando por las calles de la ciudad al ritmo de sus bandas, que pueden tocar ritmos andinos, marciales o tropicales. A los pies del morro de Arica, se instaló un escenario y unas graderías, se cerró la Av. San Martín (a cuadras de la catedral) y empezó la fiesta. Me llamó la atención la cantidad de personas que se instala a ver pasar las comparsas. Es un festival.
Y qué decir de las comparsas: trajes llenos de lentejuelas, las mujeres (o chinas) con unos vestidos increíbles, sus peinados, maquillaje, ritmo. Las bandas tienen sus coreografías y no pierden nunca el son. Es como estar en otro país.
La fiesta sigue. Las comparsas recorren toda la ciudad durante estos 3 días, sin perder ni un detalle, puesto que los jurados pueden estar en cualquier parte. Y dicen que Arica no duerme.
Hoy, playa y recorrido turístico. Para hacer notas y promocionar esta ciudad a la que vengo por primera vez y que me está encantando.

PD: La foto es de anoche y el crédito es mío.

lunes, enero 04, 2010

Cumplí 29 años

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