jueves, abril 14, 2011

Dolor, indignación, impotencia

La denuncia de Meganoticias (link al video) sobre un jardín infantil donde las auxiliares maltrataban a los/as niños/as me indignó. Ver cómo esas mujeres se comían el alimento de los niños, los obligaban a comer con violencia, no los lavaban cuando se hacían pipí e incluso llegaban a golpearlos me llenó de rabia. Pero más que eso, me partía el corazón escuchar los permanentes llantos de esas guaguas (el jardín tenía 20 niños, y la edad máxima era 2 años), ese llanto de dolor que tienen los niñitos/as, no ese murmullo de maña o enojo. No. Ese llanto era desgarrador.
¿Cómo alguien puede no conmoverse con ese llanto? ¿Cómo alguien que se dedica a trabajar con niños no es capaz de respetar al ser indefenso que tiene al lado? ¿Cómo un adulto puede sentirse con el derecho de pasar por encima de la dignidad de otro ser humano, especialmente que no tiene forma de defenderse?
Eso es indignante. Me llena de rabia.
Quizás el equipo periodístico debió haber llamado a Carabineros de inmediato, no esperar cinco días para hacer la denuncia. Quizás todo se hizo con un fin sensacionalista, de rating, de exposición. Personalmente, en este caso no me molesta que la denuncia haya sido mediática. Al poner el tema en la agenda, se puede lograr mucho más que haciendo una denuncia puntual en Carabineros. Ahora podemos hablar de los derechos de los niños/as y de sus familias, las autoridades ponen más fiscalizadores en las calles, los papás y mamás ponen más atención a los riesgos a los que pueden estar expuestos sus hijos/as. Hacer una denuncia en los medios logra una repercusión social que sin ellos es imposible.
Hay que seguir de cerca este caso. Sé que hoy darán a conocer la reacción de los padres de los niños a la denuncia. Hablarán autoridades involucradas, que anunciarán medidas al respecto. Estas situaciones de maltrato sólo son síntoma de lo enferma que está nuestra sociedad. Y conociendo el síntoma se puede atacar la enfermedad.
Habemos quienes queremos trabajar por eso. Y lo hacemos.

lunes, abril 11, 2011

Razones para pagar por ver a Sir Paul McCartney


Sí, gasté más de cien mil pesos (más de US$200.-) por una entrada para el show de Paul McCartney el 11 de mayo en Santiago. No compré la más cara, pero tampoco la más barata. ¿Por qué? Acá algunos de mis motivos:
  1. Me encantan The Beatles, y Paul McCartney es lo que queda de The Beatles (sorry, Ringo).
  2. Ya tiene 68 años y quizás ésta sea su última gira.
  3. La banda sonora de mi vida tiene al menos 10 canciones de Paul en ella.
  4. Nunca he ido a un show de un solo artista en el Estadio Nacional.
  5. A los artistas o bandas que me gustan tengo que verlos en vivo. Lo he hecho con Calamaro (2 veces), Juan Luis Guerra, The Killers, Diego Torres, Bosé y Ana Torroja. Michael Jackson se murió antes de que pudiera verlo en vivo (aunque vi "This is it"). Ya tengo entradas para Christina Rosenvinge y estoy esperando que vuelva Silvio Rodríguez. ¡Me enamoré con Bunbury en el Caupolicán! ¿Cómo no iba a ver a Paul?
  6. No soy de masas. Tengo fobia social. Y quería tener mi asiento. Pero sin cóctel.
  7. Encuentro un despropósito el alto precio de las entradas, sin embargo, los vale. ¡Es Paul McCartney! ¡Gracias a él, a Lennon y a Harrison (sorry, Ringo, again) la música es lo que es hoy!
  8. Creo que nunca volveré a pagar tanto por una entrada a un show. Porque no hay artista que le haga el peso, y porque vendrán otras prioridades a las cuales dedicarle mis ahorros.
  9. Sé que voy a gozar cada minuto del show. Y nunca me arrepentiré de eso.
  10. Lo estoy esperando desde que vino en 1993.
Por eso, ya tengo mi entrada para Paul McCartney.