miércoles, septiembre 29, 2010

-hablar-

Necesito decirle a alguien que lo quiero...

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Te quiero.

lunes, septiembre 27, 2010

Ordenando el closet

De repente me acuerdo de esos domingos de invierno. Sentada en el comedor, con el notebook al frente y una taza de té al lado. A veces llovía, pero tenía la estufa al lado y no sentía frío. Recuerdo la rutina de levantarme y encender el computador, tomar desayuno mirando la pantalla, leer el diario de repente, escuchar música y a veces chatear. Prácticamente no estaba en el dormitorio. Porque sentía que no era mi espacio.
Sentía que era feliz así. Que no necesitaba más compañía. Que ése era mi tiempo, mi lugar. Que habría otros momentos para estar acompañada y hacer otras cosas. No sentía soledad. O no quería sentirla.
Pensaba mucho, eso sí. Tenía mucho tiempo para pensar. Y para convencerme de que todo estaba bien. No me preocupaba por mi personalidad, sabía bien quién era y para qué vivía. Contaba con amigos que me querían, con mi familia que me aceptaba y con quien yo decidí pasar el resto de mi vida. No había cumplido 30 años y tenía un buen trabajo, un proyecto de familia, un hogar. Estaba plena.
Pero seguía pensando. Y descubriendo cosas que no quería descubrir, que incomodaban. Y no pude seguir dejándolas debajo de la alfombra. Salieron. Y me obligaron a moverme. A remover todo.
Dicen que para poder ordenar hay que desordenar. Pero pucha que cuesta seleccionar, doblar, guardar. Y soy de esas personas que se quedan mirando el desorden sin saber por dónde empezar. Pero que saben que tienen que ordenar, y con eso creen que tienen casi toda la pega hecha. Así soy yo.
Me cuesta moverme, soy lenta y más aún cuando tengo que hacer cosas que no me acomodan tanto. Romper la inercia y avanzar, me cuesta. Pero una vez que das el primer paso, todo es más fácil.