jueves, agosto 31, 2006

Feliz día, blogs!

Existe el día de la madre, del padre, del niño. Las secretarias, los difuntos, las mujeres, nuestro planeta Tierra y -desde ayer 30 de agosto- los detenidos desaparecidos tienen su día.
Y, cómo no, los que mantenemos estos espacios en la web, conocidos como blogs, también tenemos nuestra jornada: y es hoy, 31 de agosto.
  • Un afectuoso saludo a todos aquellos que visitan esta bitácora y que tienen a su vez su espacio personal.
  • Un abrazo a todos los que consideran que actualizar es casi tan importante como respirar.
  • Un apretón de manos a quienes visitan sus blogs preferidos por lo menos una vez al día.
  • Un ramo de flores a los que abren blogs para cada área diferente de su vida.
  • Un chocolate virtual para los que se dan el trabajo de investigar por la web para ser de utilidad a sus lectores.
Feliz día, amigos con blog.

sábado, agosto 26, 2006

Cien

Este es mi post número cien.

¿Se debe escribir algo especial?

Parece que no tengo ánimos.

viernes, agosto 18, 2006

Sub 18

La última edición de Revista Paula está 100% dedicada a la generación de 14 a 18 años. Es una especie de “autorretrato” bastante bien logrado, puesto que las preguntas están hechas por jóvenes, las fotos, las columnas, los escritos, todo fue ideado por chicos nacidos entre 1988 y 1992.
Uno siempre cree que su generación es la mejor. Todos hemos escuchado a nuestros papás o abuelos decir: “En mis tiempos, esto no pasaba”. Personalmente, me pasa lo mismo. Miro a la generación que precede a la mía y pienso que son reprimidos porque les tocó ser adolescentes en dictadura. Y cuando miro a la generación siguiente (que es la retratada en la revista) siento que les falta disciplina, que hacen lo que quieren porque como sus papás sufrieron la represión del gobierno de Pinochet, los dejan ser. Y a eso hay que sumarle el auge económico post 90’s, el avance tecnológico y en telecomunicaciones. Pero, como siempre, hay que escuchar a Mafalda en esa tira donde aparece un joven todo hippiento caminando por la calle y un señor de edad dice: “Esto es el colmo, es el acabóse” y Mafalda le dice: “Es sólo en continúose del empezóse de ustedes”.
Volviendo a la revista. El especial está dividido en cuatro partes: Portafolio (representantes de diferentes estilos de vida responden preguntas hechas por otros jóvenes: hay un gay, una niña evangélica, una música, otra scout y una anarquista, entre otros), Columnas (ocho escritos sobre la familia), Visual (selección de fotologs y flickrs) e Ideas (los chicos dicen cómo ven distintos temas como el sexo, la PSU, a los veinteañeros o Pinochet). Y de la lectura voraz de estas secciones (más de una vez, incluso) me surgieron las siguientes ideas:
  • Los chilenos sub 18 del siglo XXI tienen las ideas mucho más claras que los sub 18 del siglo XX: pueden seguir ideologías anarquistas o evangélicas y están muy bien informados. Internet tiene mucha responsabilidad en esto, aunque también creo que es la contraparte del tan manoseado “No estoy ni ahí” de los 90. Es fácil entender que una niña de 14 años se declare anarquista, puesto que cuando sea más grande va a tener otras necesidades que ahora no. La edad entre los 14 y los 18 es el tiempo en el que uno puede ser lo que sea: comunista, ultrareligioso, mateo, perno, reventado y un largo etécera.
  • ¿Por qué es tan popular el reggaetón si ninguno de los entrevistados reconoce bailarlo? ¿Es por los mayores de 18?
  • Es una generación súper escuchada y con muchísimos canales de expresión.
  • El colegio Institución Teresiana no es de “monjas” precisamente.
  • Pese a que están expuesto a una cantidad infinita de información sobre infinitos temas, saben tan poco de la vida... Tienen mucho más conocimiento sobre lo sexual, pero lo practican sin razón, están tan alejados de lo que fue el Chile 70 – 90 que menosprecian todo lo que tiene que ver con eso, que es lo que marcó a los que ahora dirigen en país, hay tanta oferta de universidades que se estresan por la PSU, porque tienen que estar en la mejor, siendo que no es lo más importante.
¿Cómo ven ustedes a su generación?

martes, agosto 15, 2006

Cajón

Fin de semana en el Cajón del Maipo. Contigo. Dos copas de vino frente al fuego. Contigo. Un partido de pinpón y Fernando González jugando en la tele. Contigo. Un plato de tallarines con salsa y un vaso de cocacola light. Contigo. Un desayuno sin huevos revueltos. Contigo. Barro en el camino. Contigo. Pilas que se descargan en la cámara de fotos. Contigo. Nieve virgen. Contigo. Frío y lana. Contigo. Carne y papas fritas. Contigo. Rollo de nuez en la once. Contigo.

Fin de semana.

Contigo.

miércoles, agosto 09, 2006

Mi unicornio azul

No soy buena para perder cosas. Por eso, cuando me pasa, me da una pena enorme, además de rabia. Lo más importante que se me ha perdido (en el sentido material) y que lamento hasta el día de hoy es mi joya de los 18 años [mamá me regaló un anillo de oro con dos piedritas cuando cumplí la mayoría de edad en enero del 99 y se me cayó en la playa en febrero de ese año].
Cuando era más chica una vez se me perdió un par de zapatillas Adidas negras y me había costado un mundo convencer a mi papá para que me las comprara [después me compró otras... la chiquilla malcriada]. Y otra vez se me perdió un regalo que una persona que fue especial en un tiempo me hizo [aunque no me lo repuso].
Hoy pasó algo similar: se me había perdido mi rosario, el que un amigo me trajo de Europa (pueblito de Asís) hace más de cinco años, que había sido bendito por el difunto papa Juan Pablo II y que me acompañaba todos los días en mis tareas diarias. Más que un artículo religioso, era una especie de amuleto que representaba la compañía de Dios en mi vida. Me dio mucha pena, lo busqué por todos lados y no, no estaba. Me había resignado a la pérdida, cuando, de la nada, lo sentí. Estaba escondido en un rincón en el que no había buscado.
¡Me alegré tanto! No era primera vez que aparecía así... pero no puedo confiarme.


Este post era triste, por la pérdida, pero lo cambié luego del hallazgo.

martes, agosto 08, 2006

El orgullo...

"Sólo sirve para llenar la cara de arrugas y el corazón de amargura", le decía uno de sus hijos a Misiá Manuela, en 'Mama Rosa', pero a veces creo que es necesario... Sólo cuando ya se transforma en una actitud irracional, sin fundamentos, es detestable.
Yo no me definiría como una persona orgullosa, pero si la ocasión lo amerita, puedo ser lo más frío que existe. No me gusta sentir que estoy cediendo cuando considero que es injusto. Pero a veces se dan los 'gallitos', en los que o cedes tú o pierdes todo. "Dispara usted o disparo yo". Y suelo ceder yo. Pero me molesta.

domingo, agosto 06, 2006

Me gustaría...

  1. No quedarme pegada pensando cosas que pasaron y que no tienen solución: siempre me quedo pensando cómo haber evitado un mal rato o cómo debería haber actuado para evitarme una discusión o problema.
  2. No ponerme colorada cuando algo me da vergüenza: no hay caso, cualquier cosa que me digan hace que el rojo llene mi rostro. Es que soy muy blanquita...
  3. Dejar de ser picota: me falta relajarme y disfrutar. En eso me parezco a Mónica Geller (Friends).
  4. Atreverme a defender mis derechos y no guardarme las cosas: a veces agacho mucho el moño y me pasan por encima.
  5. Cambiar mi abdomen: es algo genético y no quiero cirugía.
  6. No hincharme como pelotita cuando estoy estresada: es muy desagradable.
  7. Tener más personalidad cuando conozco a alguien o entro a un grupo nuevo: ser más yo misma y no dar falsas impresiones.
  8. Poder imitar acentos extranjeros de habla hispana("Aguas, aguas, que viene el chichigualote"): no sé por qué no puedo hablar como venezolano, argentino o mexicano y sí inglés (con buena pronunciación).
  9. Dejar los prejuicios atrás: me cuesta enfrentarme a las cosas en blanco.
  10. Ser más deportista: trotar, andar en bici.

martes, agosto 01, 2006

Los papás de mis papitos

Cuando yo estaba en el colegio, siempre teníamos como curso una actividad de acción social al año. Generalmente apadrinábamos jardines infantiles de comunas pobres de Santiago: les llevábamos regalos a los niños para navidad, hacíamos paseos con completos, helados y juegos en el ex parque Intercomunal, y les dábamos cajas y cajas de leche en polvo todos los meses para sus desayunos y onces.

Un año, eso sí, decidimos apoyar a la Casa Nacional del Niño, del Sename, que quedaba al lado del hospital Calvo Mackenna. Nuestra labor consistía simplemente en ir a las salas donde estaban las guagüitas, darles la mamadera y sacarle los flatitos. Una tarea simple, pero puchas que alivianaba la labor de las enfermeras y ¡puchas que me hacía sentir plena! Tener a una guagua indefensa en mis brazos, un bebé que había sido abandonado, que estaba solo, y darle cariño, un cariño de una cabra de dieciséis años, un cariño que no era retribuido con palabras y gestos, pero que yo sentía cada vez que esos pequeñitos seres me sonreían o incluso cuando dejaban restos de su once en mi delantal.

Siempre he tenido más empatía con los seres que siento más indefensos. Y en ese grupo están los ancianos y los niños pequeños. Me llena de indignación ver que hay sujetos -que se hacen llamar personas- que abandonan o le hacen daño a abuelitos o guagüitas. Me entristece ver viejitos a altas horas de la noche, durmiendo a la intemperie o que están obligados a mendigar. Me llena de impotencia ver en las noticias a personas de la tercera edad que viven en la más absoluta indigencia, tratados como basura por sus hijos, en un estado que no respeta sus años de vida, su sabiduría.

Hoy fue el lanzamiento de la campaña "Una cana, una historia" con la que el Hogar de Cristo conmemora el Mes de la Solidaridad. Y en la Plaza de Armas se reunieron viejitos "famosos" como el ex presidente Patricio Aylwin, Julita Astaburuaga y el tío Lalo y viejitos no tan famosos, de dos centros abiertos del Hogar de Cristo. Un lanzamiento muy emotivo.

Pero se dio una situación irónica: un fotógrafo (no sé de dónde) le tomó una imagen a los abuelitos del centro abierto. Los abuelitos posaron con sus gorritos, sus sonrisas desdentadas, su piel curtida. El fotógrafo se iba y uno de ellos le preguntó para qué diario era. El fotógrafo ni se molestó en responder. Se fue. El abuelito (¿o abuelita?) le dijo a su acompañante: "Sólo quería saber pa' comprar el diario, pueh". ¡Me dio tanta impotencia! ¿Qué le costaba tomarse dos segundos y responder? ¿Por qué el ser humano es tan dado a faltarle el respeto a quién considera más débil que él?

Los dejo con el Decálogo del Buen Trato al Adulto Mayor: No olviden que tarde o temprano, todos seremos "señores grandes".
  1. Recuerde que todos somos hijos de Dios, también las personas mayores.
  2. Visite a una persona mayor.
  3. Trátele como adultos y no como a un niño.
  4. Asígnele una responsabilidad que pueda cumplir.
  5. Salúdele con un abrazo.
  6. Agradézcale por lo que su vida significa para usted.
  7. Invítele a caminar durante 5 minutos.
  8. Prepárele una comida especial.
  9. Pídale un consejo.
  10. Pregúntele sobre el Padre Hurtado.
P.D: Harto mamón el post... ¿y qué?