martes, febrero 16, 2010

Rigurosidad

Quizás no debería escribir este post, a lo mejor me aconsejarían dejar que las cosas pasen y que los errores sean tapados con tierra. Pero no puedo.
En todas las profesiones u oficios, ser riguroso debe ser una máxima. No hay excepción. Un médico, una secretaria, un reparador de zapatos, una chef, todos deben cumplir mínimo con las expectativas que se tienen de ellos. Y a eso se deben sumar las cualidades propias de cada persona. En el caso de los periodistas, la rigurosidad se manifiesta en informar con la mayor exactitud posible: que los datos presentados sean reales, la información debe ser relevante o interesante, y evitar en lo posible errores ortográficos o de redacción, entre otras acciones. Personalmente, soy extremadamente crítica cuando veo que esto no se cumple en los medios de comunicación que sigo (siempre peleo cuando miro las noticias o leo el diario) y todos mis esfuerzos como profesional que trabaja en un diario están enfocados en evitar este tipo de faltas. Pero hay cosas que se escapan de mis manos.
Hoy, casi me caí de espaldas cuando vi este error ortográfico en la portada del diario donde trabajo:
¿Por qué me escandalicé tanto? Porque es un error garrafal, porque refleja ignorancia, no tanto del uso de "z" o "s", sino de qué significa ese acrónimo, porque una equivocación así desinforma, porque aunque sea un diario gratuito no podemos caer en este tipo de errores, porque queda de manifiesto una falta de rigurosidad.
Claro, el diario pasa, al día siguiente nadie se acuerda, esa página quizás esté envolviendo unos huevos o sea usada para limpiar vidrios. Pero no son excusas. De verdad, me siento muy avergonzada y espero que este tipo de errores no vuelvan a repetirse.

El tema en El Ojo del Medio.

miércoles, febrero 10, 2010

El que no llora...

...no mama.

Nunca he sido buena para reclamar. No sé si por timidez, por lata o simplemente porque lo encontraba innecesario. Si en un restaurante me traían lo que no quería, me quedaba callada; si me daban vuelto de menos no lo notaba y así. Sólo con 2 cosas era intransigente: el respeto por los puestos en las filas o números de atención y cuando los precios en las tiendas son distintos a los publicados. Pero si compraba una plancha y al mes se echaba a perder, filo, me compraba otra. Comodidad ante todo.
Eso ha cambiado en este tiempo, especialmente la última semana, en la que he hecho varios reclamos por situaciones diferentes. Y creo que es la actitud: uno es consumidor, cliente, paciente y merece respeto por eso. Y esto se transfiere también al ámbito profesional: los periodistas muchas veces somos ninguneados o pasados a llevar en nuestro deber, las fuentes no nos pescan y hay un derecho a la información que resguardar. Pero eso da para otro post.
Bueno, en menos de 7 días ya he reclamado 3 veces. Creo que mi foto ya anda circulando por las tiendas comerciales, bancos, consultas médicas, isapres, etc., como "clienta conflictiva". El primer reclamo fue por una inoperancia brutal de mi banco: hice el cambio de sucursal de retiro de talonarios de cheques (sí, uso cheques) vía telefónica y cuando iba a buscar uno, me informan que el traslado no se había realizado. Obviamente, se me habían acabado todos los cheques y ese día era el único en el que podía ir a hacer ese trámite porque al siguiente viajaba a Arica. Hablé con 3 ejecutivos/as telefónicos/as (porque chuta que tienen filtros las ejecutivas de cuenta!) y amenacé con cambiarme de banco y con dejar un reclamo formal. Oh, coincidencia, se desocupó mi ejecutiva. Muy amable, hizo todas las gestiones (incluso yendo más allá de sus posibilidades) y logré tener mi talonario. Sin embargo, el reclamo por escrito (desde mi correo laboral, obviamente -trabajo en un diario-) lo envié igual.
La otra situación se dio hoy, en una consulta dental de una Isapre que tampoco mencionaré. Mi cita era a las 11 de la mañana y llegué cinco minutos antes. En ese intervalo, tuve un par de incendios de trabajo que apagar (vía telefónica), y de 11 a 11.20 no pasaba nada. A esa hora, me llamaron a consulta y justo llama uno de los mandamases de mi empresa para preguntarme un par de cosas importantes de pega. Me demoré 2 minutos en cortar y... ¡llamaron a la persona que venía detrás de mí! "Espere un rato, es que como estaba hablando por teléfono...", me dijo la auxiliar. Lo encontré una falta de respeto: yo espero 20 minutos por la atención, ¿y el dentista no puede esperar 2 minutos a que corte una llamada urgente? ¿No es como mucho? Claro, si me hubiese atendido cuando tenía que hacerlo, a la hora correspondiente, nada de esto hubiera pasado. Me retiré indignada y dejé un reclamo en el libro de sugerencias. Espero que lo lean.
Algo bueno de esto es que alcancé a ver al dentista y, cruzando nombre y cara, era el mismo que me sacó las últimas muelas del juicio (hace casi 10 años) y no quedé muy conforme. De la que me salvé.
Y la otra, hace unos minutos. Acá sí mencionaré marcas. En diciembre (cerca de Navidad), una ejecutiva de CMR Falabella me ofreció cambiar mi tarjeta por una CMR-Visa y, con la primera compra, me regalarían 5 mil puntos. Había gastado esa cantidad tiempo atrás, entonces era una buena forma de recuperarla. Hice el trámite y ya, me dieron mi tarjeta. Antes de Año Nuevo hice la compra correspondiente y... aún no aparecen los puntos. Llamé a CMR para preguntar y me encuentro con la novedad de que los "5 mil puntos" ¡se acumulan en 3 compras distintas con la tarjeta (1.500 + 1.500 + 2.000)! Le digo al ejecutivo que me atendió: "Eso no fue lo que me informaron al cambiar la tarjeta, ¿qué puedo hacer?" y me responde: "Vaya y reclámele a la ejecutiva que le abrió la tarjeta" (¿¿¿?????¡¡¡¡¡). Le dije que me parecía un chiste su respuesta, que cómo iba a ubicar a una persona de la que ni siquiera tenía el nombre, que dónde podía reclamar y me dice: "Acérquese a una oficina CMR". ¿No es insólito? Así que, señores Falabella, si tienen algún buscador de su marca en Internet, acá tienen a una clienta muy molesta.
Creo que las empresas que atienden público tienen que tener presente que los clientes somos personas. Y que el boca a boca es el marketing más importante, sobre todo ahora, con la Web 2.0 y las redes sociales. Es lo que le decía a mi ejecutiva de cuentas, cuando me propuso "mandar a alguien" a buscar mi talonario: El error fue de ellos, ¿por qué tenía yo que molestarme en arreglarlo? ¿Por qué tengo que seguir esperando por una atención odontológica si justo me llaman por celular, 20 minutos después de la hora acordada?
Los consumidores tenemos derechos, y si hay justificación, no tengo ningún problema en reclamarlos. Ahora no.

domingo, febrero 07, 2010

De carnaval y turismo y descanso

Arica, tercer día, tercer reporte.
Escribo desde la 303 del Gavina Express, con el aire acondicionado a 23°C y esperando que alguno de mis compañeros de viaje aparezca para ir a cenar. Como buen domingo, nos dieron el día libre, el cual fue aprovechado por mí de la siguiente forma:
  1. Dormí hasta que me desperté sola (más allá de las 11 AM).
  2. Como el desayuno del hotel es hasta las 10 AM, con mi roomate Nicole salimos y yo tomé un café con leche, ella un jugo de mango con leche, y las dos unas tostadas con palta, en onda "brunch".
  3. Volver al hotel a trabajar: escribir la nota y enviar las fotos (pueden verlo en el sitio de Publimetro y mañana lunes en el diario papel).
  4. Playa: pasamos dos horas guata al sol en Chinchorro, hasta que tipo 6 PM se empezó a llenar y nos volvimos al hotel. Qué rico es bañarse en el mar de Arica.
  5. Cambio de habitación (en la que estábamos el aire acondicionado chorreaba), ducha y seleccionar fotos para la web.
Mañana volvemos a Santiago. Espero volver, dicen que tengo que tomar jugo de guayaba. Veré si encuentro para el desayuno.

Fotos en mi Flickr.

De carnaval y turismo

Nunca se me habría ocurrido venir a Arica de vacaciones. Ahora, lo recomiendo. El día de ayer (sábado), más que carnavalesco, fue turístico. En la mañana, fuimos a la playa Chinchorro (la más popular), donde el municipio todos los fines de semana se instala con módulos deportivos: había fútbol, rugby, artes marciales, cheerleaders, triatletas. Y de fondo, un mar plácido y de una temperatura ideal. Obviamente, se organizó la pichanga Prensa vs. Municipio y, mientras los colegas mojaban literalmente la camiseta por el gremio, yo me puse a tomar sol y a recorrer la bahía, y agarré confianza y me bañé en el mar. Increíble.
Cosas freak de este paseo:
1. Un grupo de chiquillos pelusones me pidieron que les tomara una foto (ando con la cámara del diario y con credencial). Empezaron a tirar piropos, así que les dije: "Se portan bien o pongo esta foto en la sección policial del diario". Se acabaron los peluseos.
2. Estaba caminando por la orilla de la playa, para tomar fotos turísticas, y un caballero me pide tomar una foto. Le pregunto si quería que yo le tomara una foto y me dice: "No, yo a usted". Así que si me ven en un portal de citas ariqueño o andino, ya saben.
3. Como aproveché que los colegas estaban pichangueando para andar de bikini por la playa, me relajé y me metí al agua. Tal es mi sorpresa, que al ir caminando hacia mi toalla, aparece el fotógrafo de la muni, cual paparazzi, y me toma una foto... en bikini. Repito la oración que cierra el párrafo anterior.

Luego, almuerzo y tour. Fuimos al Morro de Arica, el lugar donde uno se siente aún más chileno. Este paseo lo hice con Nicole Forttes (de Vivir Chile, El Mostrador, mi roomate), Manuel Vilches (colega-competencia) y Benjamín Ahumada (Radio Bío-Bío), y Jacinto, el conductor de la van. Qué manera de pelusear. Estábamos tomándonos una foto grupal y... ¡apareció el paparazzi nuevamente! Tomó la foto y se subió a su auto.
La segunda parada fue el Mercado Agropecuario, donde compré chumbeque para un regimiento (soy cuasi adicta y en Santiago nunca he encontradao). Probé el maracuyá y un jugo de tumbo que no me gustó mucho.
Y terminamos camino a Azapa, en unos geoglifos, donde se aprecia la inmensidad del desierto.

El carnaval seguía, así que partimos a la calle a reportear. Y en la noche, una invitación al Casino, donde nos relajamos en un cóctel.

Ahora, luego de despachar mi nota y las fotos... día (tarde) de playa. Los dejo con algunas fotos.

Los chicos pelusones

Con la Nicole en Chinchorro

El Morro con el grupete (de izq a der: yo, Manuel, Benjamín y Nicole. Jacinto tomó la foto)

Desierto

sábado, febrero 06, 2010

De carnaval

Una de las cosas "envidiables" de mi trabajo es que algunas veces aparecen invitaciones a viajes para cubrir ciertos eventos turísticos. Pues bien, hoy me encuentro escribiendo en mi pieza del hotel Gavina Express de Arica, en plena cobertura del Carnaval de la ciudad, que empezó ayer viernes 5 y termina el lunes 8 de madrugada (por lo que nos han informado).
Anoche fue la inauguración del evento y debo decir que superó mis expectativas. Es una mezcla entre La Tirana y el Carnaval de Rio (guardando las proporciones), miles de personas, organizadas en comparsas, pasan bailando por las calles de la ciudad al ritmo de sus bandas, que pueden tocar ritmos andinos, marciales o tropicales. A los pies del morro de Arica, se instaló un escenario y unas graderías, se cerró la Av. San Martín (a cuadras de la catedral) y empezó la fiesta. Me llamó la atención la cantidad de personas que se instala a ver pasar las comparsas. Es un festival.
Y qué decir de las comparsas: trajes llenos de lentejuelas, las mujeres (o chinas) con unos vestidos increíbles, sus peinados, maquillaje, ritmo. Las bandas tienen sus coreografías y no pierden nunca el son. Es como estar en otro país.
La fiesta sigue. Las comparsas recorren toda la ciudad durante estos 3 días, sin perder ni un detalle, puesto que los jurados pueden estar en cualquier parte. Y dicen que Arica no duerme.
Hoy, playa y recorrido turístico. Para hacer notas y promocionar esta ciudad a la que vengo por primera vez y que me está encantando.

PD: La foto es de anoche y el crédito es mío.