viernes, diciembre 31, 2010

Un año difícil

Dicen que mientras más cuestan las cosas, más uno las valora. Que detrás de grandes satisfacciones hubo grandes sacrificios. Y me hace mucho sentido ahora, cuando miro este 2010 que se va en pocas horas y que pucha que fue difícil. Porque este año todo fue intenso: amé (y amo) intensamente, tuve peleas, trabajé mucho, me enfermé, me reconcilié (con personas, afectos, pasado).
Pero todo lo vivido, las lágrimas derramadas, las risas, los cariños, todo, me ha dejado una enseñanza: aprendí a vivir. Porque vivir no es pasar por la existencia sin dejar huella. Porque no has vivido si no has amado de verdad, si no has perdido de verdad, si no has extrañado de verdad, si no has estado sola de verdad, si no has reído de verdad, si no has abrazado de verdad. Porque este año, con todo lo bueno y con todo lo difícil, me enseñó a ser más yo, a luchar por quien soy y, principalmente, aprendí a no congelar mis emociones.
Es un camino eterno, dura lo que dura la vida, pero me siento satisfecha de lo que he logrado. Aún me falta mucho, no porque se acaba el año termina esta tarea, pero quiero dejar plasmada mi satisfacción por todo lo avanzado. Estoy muy cansada, pero con energías para seguir caminando y aprendiendo. Siempre aprendiendo.
Agradezco a la existencia por darme siempre oportunidades para crecer.

1 comentario:

"Puedo no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo" (versión libre de la frase de Voltaire)