viernes, diciembre 18, 2009

Un post demasiado personal

Alejarse del mundo para centrarse en uno mismo es un buen ejercicio. Sobre todo cuando nace de adentro, cuando no es una obligación, cuando mirarse hacia dentro es una necesidad insoslayable. Los afectos no tienen nada que ver con la presencia. Quererse y acompañarse no necesariamente tienen que ir de la mano. Porque estar solo no es ser no-querido. No llamar, no visitar, no significa que te dejó de importar ese alguien (no necesariamente).
Hay un poema de Benedetti que dice: "De vez en cuando hay que hacer / una pausa / contemplarse a sí mismo / sin la fruición cotidiana / examinar el pasado / rubro por rubro / etapa por etapa / baldosa por baldosa / y no llorarse las mentiras / sino cantarse las verdades"... y eso he estado haciendo en estos meses.
Este año ha sido un terremoto, de principio a fin, un conocerme y aceptarme a mí misma con mis luces y sombras, con mis errores y aciertos, con mis máscaras y rostros descubiertos, de alejarme y acercarme, de conocer y desconocer. Y estoy en eso. Ahora me siento lista para volver, de a poco van sanando las heridas (propias y ajenas) y no puedo empezar este camino sin acercarme a los que me quieren y quiero. Sólo algunos tendrán que aprender a quererme nuevamente. Porque no soy la misma. Y eso es bueno, porque por fin podré ser yo misma, honesta y clara. Ahora lo sé. Y ha sido gracias a todo lo que me ha tocado vivir.
Mis tiempos los he manejado de la mejor forma posible. He masticado el dolor, he reflexionado mis equivocaciones, he conversado sobre mi personalidad, he revisado mi biografía. Y sigo haciéndolo. Si ahora vuelvo, es sin excusas. No voy a explicar nada, sólo voy a compartir (como lo estoy haciendo en este post) lo que he estado viviendo. Para que entiendan quién soy. Y sigo siendo la misma. Sólo que más auténtica. Es decir, mejor.

1 comentario:

"Puedo no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo" (versión libre de la frase de Voltaire)